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La Copa Menstrual es más segura que las Toallas y Tampones, según estudio científico



La copa está hecha de silicona médica y puede reutilizarse durante unos 10 años.


Durante esos 10 años, la copa menstrual genera aproximadamente un 99,6% menos de residuos y cuesta un 93-95% menos que las toallas sanitarias o tampones.


La Primera referencia de la copa menstrual se remonta al siglo XIX. En 1930 fue producida por primera vez. Sin embargo, 32 años más tarde, aún no se conoce del todo; un producto cuyo análisis deja múltiples ventajas.


Así se concluye de la revisión de la evidencia científica que publicó la prestigiosa revista The Lancet Public Health Journal, confirmando, que las copas menstruales son seguras, que tienen un costo-efectividad elevado y que generan una cantidad mínima de residuos plásticos comparados con las alternativas tradicionales.


La copa menstrual es un recipiente de silicona (también los hay de goma o látex) que se introduce en la vagina y recoge la menstruación. A diferencia de tampones o compresas, que absorben la sangre, la copa la acumula. Tras un máximo de 12 horas, es necesario sacarla y vaciar el contenido. Se lava con agua, jabón ph neutro y se debe esterilizar al principio y al final del período. Las copas se pueden reutilizar y su vida útil es de alrededor de 10 años.


La revista ha recopilado datos de 43 estudios diferentes en distintos países y que engloban a 3.300 mujeres y niñas, en países tanto de ingresos medio bajos como altos. «Aunque 1,9 billones de mujeres están en edad reproductiva en el mundo y pasan de media 65 días al año lidiando con la regla, hay pocos estudios cualitativos que comparen los productos sanitarios”, explica la directora del estudio Penelope Phillips-Howard, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool (Reino Unido). “Queríamos recopilar el conocimiento disponible sobre seguridad, aceptación de copas menstruales y fugas comparado con otros productos”, añade.


Varios de los estudios analizaron una de las mayores preocupaciones de las mujeres cuando utilizan productos para la menstruación y es el riesgo de fugas. En tres de ellos, los escapes fueron similares entre las copas y tampones, mientras que en otro las fugas fueron menores en las copas.


Tanto las fugas eran las principales preocupaciones mostradas por las mujeres, especialmente en países de ingresos medios y bajos, donde los productos más utilizados eran paños de algodón, papel y toallas desechables.


El estudio concluye también que no había riesgo de infección asociada al uso de copas menstruales. Según cuatro estudios analizados que englobaban a 500 mujeres, las copas no tuvieron efectos adversos en la flora vaginal.


Otro de los estudios, que realizó un seguimiento posterior del estado de la vagina y el cérvix, no observó daños en el tejido.


Siete de cada 10 mujeres que las prueba se cambian y las viven usando. Según el estudio.

En general, el estudio destaca que alrededor del 70% de las mujeres que prueban las sigue usando, pero que falta información para dar el primer paso. En el informe se recogen 199 marcas de copas disponibles en 99 países, pero a pesar de ello muy escasa información pública; solo entre el 11 y el 33% de las mujeres en países desarrollados las conocen.


Precisamente la información es una de las grandes carencias de las que habla el informe publicado en The Lancet. Porque tres estudios en países desarrollaron revelaron que sólo entre el 11 y el 33% de las mujeres las conocen. En un análisis de 69 webs procedentes de 27 países, solo el 30% mencionaba si quiera las copas. El 65% hablaba de tampones y el 77% de compresas.







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